Por lo general vamos a la carrera prácticamente la mayor parte del tiempo es por ello, que no le dedicamos el suficiente tiempo a nuestro rostro. La tendencia es creer que, con la ducha quedará limpia para poder aplicarnos nuestra rutina facial.
Y la verdad es que no es así, el agua es muy importante sí, es la base para lavar e hidratar nuestra piel, pero sola no hace lo suficiente como para eliminar todas las impurezas que arrastramos o bien durante todo el día o bien mientras dormimos.
El secreto de una limpieza facial perfecta es que lo tomemos como rutina siempre tanto por las mañanas como por las noches, no nos llevará tanto tiempo como creemos, tan solo unos minutos y nuestra piel nos lo agradecerá de por vida.
¿Qué hago yo? Tengo por costumbre utilizar primero un agua o solución micelar para eliminar el maquillaje o la suciedad preliminar, como yo digo y aclaro con agua para después limpiar con una espuma o jabón limpiadores, depende del día utilizo uno u otro 😊vuelvo a aclarar con abundante agua, eso sí, no uso el agua caliente para nada, ya que tiene muchos beneficios tales como:
- Mejora la circulación sanguínea, purifica la piel y la oxigena mejor.
- Mejora el colágeno y la elastina.
- Tonifica la piel y los músculos.
- Tiene efecto antiinflamatorio.
- Reduce la inflamación, cierra los poros y mejora la apariencia de la piel
A continuación, seco mi cara a toques con una toalla suave y aplico un tónico porque refresca e hidrata la piel preparándola para el tratamiento posterior. Y así tendremos preparada la piel para poder aplicar nuestro serum y crema día o noche, según proceda.
Una vez cada dos semanas aplico un exfoliante antes después del agua micelar y antes de empezar con la rutina facial para eliminar a fondo todas las impurezas y células muertas.
No quiero decir con esto que la perfección está en la forma en la que yo lo hago, sino en establecer una rutina y cuidar nuestro rostro cada día como se merece, esa es la fórmula secreta.
Verónica Fdez. Martín
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